martes, 10 de marzo de 2009

C.B. Cptan. poderio65, 10.03




Tras meses de navegar
en un mar de limonada
llegamos aquí.

Una isla de caramelo, con montañas de turrón,
ríos de leche,
cataratas de licor,
bosques de fresas.

Los hombres, todos desnudos,
en la playa están;
las mujeres se pasean
con un aire muy sensual.

Es la isla del amor,
ven y tómalo.

Suena una guitarra dulce,
hay un aroma muy sutil;
todos hacen el amor libremente.

Es la isla del amor,
ven y tómalo.



POR FIN, DESDE ESTE NAVÍO OS HACEMOS PARTICIPES DE QUE MERECE LA PENA NUESTRO VIAJE. Hemos llegado a un lugar de ensueño. Como siempre, algo lamentable para los nativos del lugar que disfrutaban, cuidaban y vivían con, y de, ello. Desde este momento, nosotros, los portadores del progreso, los dueños del estado del bienestar, los descubridores del saber vivir, arrasaremos esta maravilla y lo haremos por "ayudar" a estos especímenes inferiores. Les hablaremos de Dios, de la igualdad - porque todos somos azules, sólo que azules claros y azules oscuros-, del agua caliente, de las comodidades de la domótica, de las construcciones megalíticas y de lo que ganarían si nos entregan sus tesoros. Todo ello, a cambio de su independencia, su sosiego y su maravillosa relación con la Naturaleza -incluso de su vida si se niegan-. Lo peor de todo es que, dentro de un año, se encontrarán abarrotados de parejas recien casadas y de enegúmenos babosos a la caza de bellezas nativas. Conocerán al pocero y sabrán lo que es Benidorm... Una maravilla, vamos.
¡Qué Dios les pille confesados!.